martes, 8 de septiembre de 2009

¿GREENLAND O WHITELAND?


Desde Enero de 2009 llevaba planeando el que soñaba como “un viaje diferente”, y ya lo creo que lo ha sido. Un viaje que se gestó en base a intuiciones que han resultado ser más que acertadas. Fue el azar el que, paseándome por internet buscando viajes de aventura , me llevó a las páginas web de dos empresas españolas que organizaban un similar trekking de 17 días por Groenlandia. ¿Groenlandia? ¿Qué hay allí a parte de hielo?.
Fue un impulso lo que me llevó a coger el coche e irme a Madrid, a la FITUR, para cambiar impresiones con ambos organizadores; fue una intuición lo que me llevó a decantarme por “Greenland Adventure” gracias a la arrolladora personalidad de Ricardo López que con unas cuantas frases logró enamorarnos de aquella tierra; fue el azar el que escogió a los miembros del que iba a ser nuestro grupo de compañeros, la tropa de “trekkineros” (Santi, Isabel, Elena, Rafa, Mamen, Candela, Cristina, Jose Luís, Yaniaz, Jose Miguel, Luís, Ricardo y Paco) que iba a conformar ese “Gran Hermano Ártico” que sin duda ha enriquecido la categoría de este viaje.


Groenlandia es uno de los lugares más remotos del planeta, pero también uno de los más asombrosos y bonitos. A pesar de las dificultades de transporte que plantea viajar por esta isla, la mitad de cuyo territorio se sitúa por encima del Círculo Polar Ártico, admirar la fauna , navegar entre icebergs y conocer la cultura inuit es una experiencia única.


Lo primero que percibe el viajero desde el avión es la inmensidad de este territorio blanco, que te hace pensar si no se equivocarían los vikingos al bautizarla como GREENLAND (“tierra verde”) allá por el año 990. Pero…¡Vaya! … una rica paleta multicolor es lo que te encuentras nada más aterrizar; Los variadísimos verdes de la tundra, amenizados por los ocres, amarillos y magentas de los líquenes que cubren las rocas más antiguas del planeta.

Pasear por mantos de musgo y alfombras de arándanos, por lugares seguramente vírgenes de huellas humanas, recrearse observando la rica variedad de rocas plutónicas, liebres árticas, focas y caribúes, sobrecogerte ante el estruendo del desprendimiento de bloques de hielo de un glacial, poder constatar “in person” el cambio climático, salir de un pub donde un inuit te saca a bailar “La Bamba” y te pregunta qué significa tu nombre y encontrarte una aurora boreal que domina todo el firmamento, eso… ¡Tiene su punto! No me lo negaréis.


Groenlandia está bendecida por una gente pacífica y amigable que jamás se ha enfrentado a nadie y que abren sus brazos a todos los visitantes. Desde la llegada de los primeros exploradores al Ártico, la historia de los inuit se ha desarrollado entre la lucha por el mantenimiento de las costumbres ancestrales y la introducción de elementos procedentes del mundo occidental. La vida de los inuit se ha visto abocada a sobrevivir no sólo, a las inclemencias del propio medio sino también a la llegada del hombre blanco a sus tierras, provocando con ello, una dependencia total de una economía nacida en un mercado mercantilista y capitalista, ajeno a las bases de subsistencia que, hasta aquel momento, habían permitido sobrevivir a los inuit en aquellas latitudes norteñas. Por otra parte, a partir de 1975 y tras el Consejo Mundial de los Pueblos Indígenas que se celebró en Port Alberni (Columbia Británica), se ha ido desarrollando un nuevo movimiento reivindicativo que ha asentado las bases para el establecimiento de una nación inuit. Se trata de un sentimiento generalizado por la autodeterminación y la revalorización de la cultura inuit, hasta tal punto que en la actualidad, probablemente el ejemplo de este pueblo constituya el espejo donde se miran el resto de grupos indígenas del mundo .Se prevé su total independencia de Dinamarca en el año 2021. El tiempo dirá si en estos años que quedan los groenlandeses serán capaces de prepararse para la autogestión y la renuncia a las subvenciones danesas, por cierto nada despreciables (1800 € al mes por persona).
En cualquier caso han demostrado tener sobrado coraje y determinación por superar la adversidad.

En fin, una gente, un paisaje y un tipo de viaje activo y muy participativo que engancha y te sugiere otras escapadas a tierras árticas.

LO QUE NO HAY QUE PERDERSE

-La llegada al puerto de un cazador con una foca recién capturada y su invitación a todos los presentes de su manjar más preciado: el hígado crudo.
-Ver la estela luminosa del planeta Júpiter reflejada en el fiordo.
-El agua de Groenlandia: la puedes recoger sin temor de cualquier arroyo o lago.
-Subir a una cota de al menos 400 metros y contemplar una visión circular de todo el panorama: fiordos llenos de icebergs, el inlandis desparramándose hacia el mar y las praderas de musgo rompiendo la gama cromática de los "blanquiazules".
-La sonrisa de los inuits.
-Cocinar, entre todos, un plato caliente al final de una jornada de trekking y “fresquito”.
-Llegar al confort de un sencillo albergue tras tres días de campamento y creerte que estás en el “Hilton”.
-Los trayectos de navegación en la cubierta del barco, abrigados con la parka canadiense y contemplando los imponentes icebergs.
-Pescar en el fiordo de Tassermiut y cenarte un asado de pescado que ni en “El Buli”.
-Contemplar las auroras frente al Glaciar Qaleragdlit, mientras caen los bloques de hielo.
-La tortilla de patatas y las charlas sobre los inuit de Francesc Bailón, el antropólogo del grupo.
-Compartir con un grupo de amantes de la naturaleza, diecisiete días de risas, esfuerzo, bellezas y camaradería.

CONSEJOS

-Aunque hay dos empresas españolas que realizan este viaje, Tierras Polares y Greenland Adventure, es esta última la que, visto lo visto, ofrece más garantía de seguridad y confort por los barcos que utiliza para los desplazamientos (Son barcos grandes, con cabina para ir resguardados del frío si quieres, mientras que la otra empresa utiliza zodiacs para unos trayectos que a veces superan los 100 kilómetros).
-Es mejor realizar el viaje en agosto porque al haber menos horas de luz hay más posibilidades de ver auroras boreales.
-Las personas que vivimos en el levante estamos de suerte pues salen vuelos directos desde Alicante a Reikjavik (la conexión para llegar a Groenlandia).

Webgr@fía Básica:

http://www.icelandexpress.com/
http://www.greenlandaventure.com/
http://www.tierraspolares.com/




1 comentario:

  1. Yo participé en un viaje a Groenlandia, también en 2007 (en Septiembre), para contemplar las auroras boreales. Nuestro grupo tuvo suerte y disfrutamos de varias noches con las condiciones adecuadas para observar el fenómeno (el grupo anterior, con el que nos cruzamos en el Blue Ice Caffe, tuvo el cielo tapado durante todo el viaje).

    En nuestro segundo día tuvimos que caminar 20 Km, gran parte bajo la lluvia y un viento terrible... Al llegar al albergue de Georgina, en la bahía de Tassiussaq (aprox ;-) ), casi me puse a llorar de lo terriblemente cansado que me encontraba. No me imagino lo que tiene que ser pasar 17 días caminando sin parar... Especialmente al ritmo de Ricardo, que no se cansaba nunca!

    Te dejo el enlace al blog donde colgué algunas de las fotos del viaje, por si, como yo, te entran ganas de rememorar aquella tierra.

    http://greenland2007.blogspot.com/

    Un saludo,

    X.

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